Dirán que pasó de moda
la locura, como dice el trovador, que el pragmatismo a ultranza permite el
tributo al patrón de los sicarios, esos que regaron de sangre y oscuridad el
territorio de la esperanza. Yo lo sé bien, lo he vivido en las entrañas de mi conciencia,
lo llevo en lo más profundo de la memoria de mis ancestros. Por eso elegí jamás
rendirme, no ceder ante el chantaje de lo práctico, de lo ufanamente sencillo,
eso de tomar partido por lo flácido, por lo irreal, por esa extraña plasticidad
que se amolda a lo establecido por siglos de miseria, explotación y dominación,
jamás podría traicionar las ideas de quienes entregaron todo, hasta sus vidas,
por la liberación de la clase trabajadora.
Imagen: Un miliciano sale hacia el frente de Aragón acompañado de su mujer e hijo, en Barcelona, el 25 de junio de 1936. Foto Agustí Centelles (1909, Valencia – 1985 Barcelona).
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