Hace 74 años cuando las tropas soviéticas liberaron el campo de concentración nazi de Mauthausen Gusen, tres luchadores pegaron una agarrada de lucha canaria, locos de alegría por haber salvado la vida, venciendo el horror del fascismo tras tantos años de encierro y sufrimiento. Las mañas ancestrales se ejecutaron ante el asombro colectivo con precisión magistral, lucharon sobre el barro ensangrentado y por un instante de magia invisible se pudo oler la brisa marina, se sintió la fragancia del salitre de las olas de la libertad, un mar de brega rompiendo sobre las paredes de las cámaras de gas, apagando las últimas brasas de los hornos crematorios.
Estos héroes anónimos, como tantos otros, son los grandes olvidados de esta mierda fascista a la que llaman "democracia española". Ni un reconocimiento, ni un homenaje, ni un humilde monumento. Los partidos del régimen español, de la izquierda a la derecha son cómplices directos del fascismo.
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