"(...) Como mi hermano Luis de cuatro años era rubio con los ojos azules enseguida lo vendieron, los curas de la Casa del Niño en Las Palmas daban novedades cada día por teléfono al jefe de Acción Social de Falange, Francisco Rubio Guerra, ese que era tío de una del PP que fue diputada y senadora.
Recuerdo el momento en que nos separaron, terrible y muy triste, fue casi peor que cuando se llevaron detenidos a mi padre y a mi madre, no los vimos más, luego supe al tiempo que mi padre fue arrojado al pozo de Guayadeque la misma noche de la detención por la "Brigada del amanecer", de mi madre no supe nada nunca más, era muy bella, por lo que acabaría en alguno de los prostíbulos clandestinos que tenía esta gentuza que dio el golpe de estado contra la República.
A mi me dejaron, nadie me quiso comprar por mi cojera por la polio, ellos buscaban niños robustos, guapos, a ser posible de piel clara. Yo escuchaba a las monjas hablar con los curas de mantener la pureza de la raza, que las familias de bien del régimen pagaban bien por cada venta..."
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