Aquella mañana del 15 de octubre de 1936 amaneció más
oscura de lo normal, unas nubes negras venían de lo remoto del horizonte, casi
desde donde se perdía la vista a lo lejos, donde se ubicaba la isla conejera
de Lanzarote, los nubarrones avanzaban entrando por La Esfinge, más allá de la
salvaje playa de El Confital.
Un amplio grupo de hombres injustamente juzgados en un Consejo
de Guerra ilegal por delito de rebelión, todos destinados en Sidi Ifni, siendo condenados
a muerte catorce militares y siete civiles, once cadenas perpetuas, ocho
reclusiones temporales todos de distintos puntos de España, todos fieles a la
democracia y a la República.
La farsa de juicio militar estuvo presidida por el General
de Brigada Guillermo Camacho González y por otros sediciosos criminales de lesa
humanidad, como el Coronel José Cáceres Sánchez, los Tenientes Coroneles Luis Álvarez
de Rivera, Ernesto Pascual Lascuevas, Eduardo Rodríguez Couto y José María del
Campo Tabernilla, actuando de Fiscal el Teniente Coronel Manuel Cuartero Martel,
desempeñando el paripé de abogado defensor otro fascista llamado Prudencio Guzmán
González.
En el montaje de la vista se recoge lo acaecido en los
territorios de Sidi Ifni, viéndose como el Fiscal hace hincapié en la no
incorporación de los acusados a la causa nacional, de sus intentos para que el Batallón
de Tiradores y Caides del Territorio siguieran fieles al Gobierno de la
República, acusándolos de relajamiento de la disciplina, gran desconcierto y
murmuraciones, huida de los mandos naturales de las tropas, el uso de las armas
con un muerto y un herido en un tiroteo, etc.
El Consejo de Guerra tras dos días de vista y
deliberaciones condenó a muerte a los conocidos como “21 de Sidi Ifni”, que
fueron conducidos a la batería de San Fernando que se toma como capilla, siendo
fusilados la tarde del jueves 22 de octubre del mismo año del golpe de estado
en dos tandas:
La primera a las 16:00 horas: Ocho condenados (cinco
militares y seis civiles).
La segunda a las 16:30 horas: Trece condenados (nueve
militares y tres civiles).
En la primera tanda fusilaros juntos a dos hermanos, este
fusilamiento es considerado el mayor que se llevó a cabo en el campo de tiro de
La Isleta, trasladando luego los cuerpos en el conocido como “Camión de la carne”,
desde el lugar de exterminio hasta el cementerio de Las Palmas, atravesando
toda la ciudad, recorriendo 7 km por las calles de Juan Rejón, Albareda, León y
Castillo, etc., dejando un inmenso reguero de sangre, ante el asombro de las
miles de personas que contemplaban la dantesca caravana de la muerte.
Estos hombres de bien han entrado en la historia como
héroes de la democracia y la libertad, merecen un reconocimiento histórico, un
digno homenaje, así como la exhumación de sus restos de la fosa común de Vegueta,
identificación a través del ADN y entrega a las familias que lo soliciten para
darles sepultura digna.
El Brigada de Infantería Germán Álvarez Santiago, de
Zamora, el Comerciante Rafael Bentolilla Cajil, de Tetuán, el Auxiliar de
Intendencia Pedro Calvo Calavia, de Soria, el Brigada de Infantería Luis Castro
Peña, de Córdoba, el Maestro de obras José García Garrido, de Murcia, el Albañil
Fernando Gómez González, de Cádiz, etc., etc., etc., gente luchadora, asesinada
por el criminal franquismo, por quienes fraguaron a sangre y fuego un
genocidio, lo más negro, lo más sanguinario y brutal de nuestra historia
reciente.
http://viajandoentrelatormenta.blogspot.com.es
Niños jugando a fusilar imitando a sus mayores fascistas españoles
Es de justicia recuperar y dignificar los restos de estos hombres, de justicia democrática y universal.
ResponderEliminarQue se haga justicia....Hay que exhumar estos restos y darles su merecido descanso...Por dignidad, por reparación vamos a sacarlos!!!!
ResponderEliminarMuy necesario exhumar, recuperar esa verdad ocultada, reparar el daño a cientos de miles de familias. Saludos!
EliminarSoy la nieta de Jesús Moreno, uno de los fusilados. Las hijas e hijos que aun viven mantuvieron el recuerdo en la privacidad de sus familias, pero es de justicia que estos asesinatos sean de conocimiento público, al igual que lo son otros hechos que por haber sucedido en la península o en grandes ciudades han tenido más repercusión en la bibliografía o en los medios de comunicación.
ResponderEliminarEs de justicia que se conozca lo que sucedió, que se recuperen los restos de tu abuelo para que se haga justicia histórica. Saludos!
EliminarSoy familiar de Pedro Calvo y pienso que se hace necesario un esfuerzo institucional para exhumar todos esos restos y devolverlos a las familias. Fueron asesinatos de estado y el estado debe hacerse cargo de reparar todo ese daño, todo ese genocidio.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo se debe exhumar para que se haga justicia, identificar y entregar los restos a cada familia para que al menos tengan un lugar donde ponerles flores. Saludos!
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